Nuestro Proyectos
DIANA UCLM tiene proyecto para este curso 2023-24.
Del 23 al 26 de julio se estuvo en la competición internacional Xtra Challenge dando lo mejor de nosotros para llevar a la UCLM a lo más alto.
El XtraChallenge 2024 es la segunda edición de la competición española universitaria de diseño y fabricación de UAV creada en 2022 por estudiantes de la Universitat Politècnica de València (UPV) del equipo Xtra2 UPV. Tras el éxito de la primera edición, el equipo organizador decide continuar con esta iniciativa para ofrecer la posibilidad de diseñar, construir y pilotar un dron radiocontrol (RC) de ala fija que realicen las maniobras de despegue, crucero y aterrizaje desde una perspectiva ingenieril.
Más información sobre la competición: https://www.xtra2upv.com/xtrachallenge24.php
Nuestra experiencia
Día 1
El23 de julio enfrentamos algunos desafíos durante el último vuelo de prueba y, aunque no logramos reconstruir completamente nuestro prototipo, hemos trabajado incansablemente para avanzar lo más posible y maximizar nuestra preparación para el evento.
Con el reto en mente, dedicamos largas horas para asegurar que nuestro aeromodelo estuviera listo para las inspecciones técnicas y presentaciones del día. Gracias a nuestro esfuerzo y compromiso, logramos superar con éxito varias etapas iniciales, incluyendo la presentación ante los jurados.
A lo largo del día, también tuvimos la oportunidad de interactuar con varias empresas patrocinadoras de la competición, presentándoles nuestro proyecto. La respuesta fue muy positiva, y estamos agradecidos por el interés y las valiosas interacciones que hemos tenido.
Tras un día lleno de actividades, emociones y presentaciones, ahora nos concentramos en los detalles finales para preparar nuestro aeromodelo para la inspección técnica y la prueba de vuelo programada para mañana. Aunque el prototipo aún no está completo, seguimos comprometidos y decididos a obtener el mejor resultado posible.
Día 2
La jornada inició a las 7:00 dirigiéndonos en autobús al campo de vuelo. Una hora y media mas tardé, empezaron las inspecciones de las cajas de transporte de la aeronave. En la normativa de esta competición de cargo se especifica que para poder volar es necesario que el aeromodelo quepa en una caja de dimensiones específicas de manera que el avión no cabe completamente ensamblado, reto que conseguimos superar.
Tras anunciar las puntuaciones de las pruebas estáticas para conocer el orden de salida se inició la prueba de vuelo, durante la cual hubo que pasar una inspección técnica y realizar el llenado de la carga. En este momento nos enfrentamos a algunas inconveniencias y retos detallados a continuación: Tiempo de llenado de la carga y necesidad de un cambio de estrategia para esta tarea. En un principio se decidió que se llenaran por separado las diferentes partes que comprenden el fuselaje y posteriormente montar estas en la misma mesa de inspección y pesaje. Este proceso, como puede resultar obvio, era demasiado lento así que finalmente se decidió realizar previamente el montaje a falta de la pieza donde se encuentra el encastre del ala para además de aligerar el proceso, también llenar de carga esta parte por separado. Sobre estimación de la cantidad de carga. Durante este primer llenado nos dimos cuenta de la importancia de contar de manera exacta la cantidad de pelotas de ping pong necesarias para el llenado, ya que este valor se ha de dar con anterioridad a la coordinación del evento y no es posible volar en el caso de que alguna sobre. Se arriesgó mucho en este aspecto, al pedir 350, que era prácticamente el máximo asumible. Necesidad de una mejor organización y repartición de tareas específicas para los miembros del equipo al la hora del llenado para así conseguirlo de una manera más eficiente y rápida. Problema con una conexión en la electrónica situada en el morro del avión. Tuvimos entonces que sacar y meter de nuevo toda la carga para poder corregirlo, lo que nos atrasó aún más. La unión del tren de aterrizaje con el fuselaje. Este fue el motivo principal de no completar la inspección técnica. Nos sobraron pelotas y se decidió, quizá de manera precipitada, llenar esta sección del fuselaje sin las estructuras de espuma diseñadas para esto y una mala repartición de cargas hizo que se hundiera parte del recubrimiento de PLA en este punto.
Mientras los otros equipos realizaban sus vuelos de prueba, nosotros nos dedicamos a mejorar la estrategia y la aeronave siguiendo los consejos de los inspectores, clubes y otros equipos. Esto nos hizo ver el buen ambiente y compañerismo de la competición. Además, nos permitió organizarnos, avanzar y tratar de asegurar que nuestro prototipo pudiera volar para mas tarde.
Después del almuerzo, iniciaron las primeras rondas de puntuación para cada equipo. Queríamos volar con mucha carga y tuvimos que intentar reducir el peso del avión, ya que este era de 4kg y esto podría comprometer el vuelo. Una vez conseguido reducir el paso, logramos pasar sin mayores dificultades tanto las inspecciones pre-vuelo, como el montaje de carga. A pesar de nuestros esfuerzos, al intentar volar el dron, éste solo rodó por la pista y, al despegarse del suelo, se desplomó, rompiendo el morro y causando fisuras en el fuselaje. Esto creemos que ocurrió por una desconfiguración de los alerones y por tener un mayor peso en una de las alas tras una reparación. Debido a este contratiempo, no pudimos completar la segunda ronda de vuelo, lo que nos hizo no puntuar.
Gracias a estos dos intentos de vuelo conseguimos sacar conclusiones y aprender para las próximas sesiones que también compartiremos con vosotros. Hemos estado y seguimos trabajando para reparar los daños con el objetivo de volar sin problema los próximos días. Esta situación nos coloca en una desventaja en la competición y aunque este día ha sido muy estresante para nosotros, ha sido también muy enriquecedor. Nos ha permitido entender mejor cómo organizarnos y cuáles son las partes del prototipo que necesitan mejoras para alcanzar el objetivo principal, volar.
Día 3
En nuestro tercer día, llegamos al campo de vuelo con el objetivo claro de hacer despegar nuestro avión, tras los ajustes realizados después del incidente del día anterior. El equipo, con energías renovadas, trabajó durante la mañana en reparar el avión, mejorar las uniones del fuselaje y aligerar la estructura, aplicando las lecciones aprendidas. La organización y distribución de tareas dentro del equipo se optimizó, lo que permitió un trabajo más eficiente y coordinado.
Decidimos no participar en las primeras dos rondas del día para asegurarnos de que el avión estuviera en las mejores condiciones para volar. Nuestro enfoque fue realizar las mejoras necesarias y preparar la aeronave con calma, confiando en que la última ronda sería la oportunidad definitiva.
Finalmente, cuando todo estaba listo para el vuelo, el equipo afrontó un nuevo desafío: el viento comenzó a intensificarse, lo que complicaba las condiciones en la pista. A pesar de este obstáculo, avanzamos a la inspección técnica y superamos todos los controles sin problemas. Sin embargo, justo antes del vuelo, detectamos que el tren de aterrizaje principal no estaba suficientemente seguro debido a los daños sufridos el día anterior. Aunque nuestro instinto era intentar volar, tomamos la difícil pero inteligente decisión de retirarnos para evitar daños mayores.
Esta elección nos permitió preservar el avión, mientras otros competidores enfrentaban dificultades por las malas condiciones climáticas. Aunque no logramos volar en esta jornada, el día fue crucial para nuestra preparación y nos dejó en una posición mucho más fuerte para los próximos intentos.
Día 4
El cuarto y último día fue crucial.
Nos dirigimos al campo de vuelo conscientes de que era nuestra última oportunidad. A pesar del cansancio y la tensión, nos concentramos al máximo y dividimos las tareas según nuestras habilidades, aprendiendo de los días anteriores.
Cuando llegó la ansiada llamada a la mesa de carga, nuestro equipo actuó con precisión y logramos superar la carga sin contratiempos. Aunque un problema en el centro de gravedad nos obligó a improvisar, estábamos decididos a volar.
Finalmente, nuestro avión despegó y completó las 10 vueltas del circuito, un logro que nos llenó de orgullo. Sin embargo, un fallo de batería causó un aterrizaje forzoso, lo que nos impidió puntuar. A pesar de esto, demostramos nuestro potencial y nos llevamos el premio a la máxima carga transportada.
Así termina la primera competición nacional de DIANA UCLM, un viaje lleno de aprendizajes y emociones. El próximo año, volveremos con más fuerza.